A la señorita Penélope Cruz le desaparece todo. Si no le bastaba con dejarse caer las bragas/fajas/tangas/loqueuse con todo hombre con dinero que se pone ante sus narices y posteriormente entre sus piernas, ahora ha sido víctima de una pérdida mucho más valiosa y comprometida que un trozo de tela para zonas íntimas: su cámara de fotos.
Aunque lo valioso no es que sea el aparato digital en sí, sino su contenido. No sabemos si las fotos que la tarjeta de memoria de su cámara guardaba son familiares, turísticas o algo más erótico festivo como capturas sexuales, realizando felaciones o cantando jotas, pero la desaparición ha sido denunciada en la policía.
Pronto podremos despejar esta curiosidad si el nuevo poseedor de la cámara saca a la luz esas fotos y nos deja dormir a todos tranquilos descontando esta preocupación.
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